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Actividad Cultural, El Mercurio | 12 de septiembre de 2012

Una lenta y difícil recuperación vive la Iglesia atriz de Providencia

Una lenta y difícil recuperación vive la Iglesia atriz de Providencia

Actividad Cultural – El Mercurio | 24 de enero de 2012


A un año del incendio que la destruyó por completo, sólo se ha recibido un aporte que permitió el levantamiento arquitectónico de la obra.

Hoy se cumple un año del incendio de la iglesia La Matriz de las Hermanas de la Providencia. Atrás quedó el pasado glorioso de este templo centenario ubicado en pleno corazón de Providencia y que le dio el nombre a la comuna. Fue construido bajo el mandato de la madre Bernarda Morin -actualmente en proceso de beatificación- por cuatro arquitectos; entre ellos, Teodoro Burchard (Basílica del Salvador).

El panorama todavía es desolador. Los muros parecen haber sido bombardeados, al caminar el piso se hunde y de vez en cuando las gárgolas caen al suelo. Escombros, madera, restos de imágenes, fierros y vidrios esperan su turno para ser estudiados.

La restauración es completamente incierta. Se necesitan US$ 5 millones, pero en doce meses no se ha logrado reunir esta cifra. Ha habido promesas, aunque lo único que se ha concretado, según confirma a «El Mercurio» la arquitecta responsable de los trabajos, Amaya Irarrázaval, «es un aporte vía Ley de Donaciones Culturales del Banco Santander, que sirvió para pagar el levantamiento arquitectónico de la obra, lo que contempló más de 60 planos, sin los cuales era imposible iniciar el trabajo».

Aun así, Irarrázaval ha seguido con la tarea. Pidió un préstamo para comenzar a techar la iglesia y prevenir los daños que puede ocasionar el invierno. Este trabajo debería concluir en febrero. «Lo valioso es que el dinero que se está invirtiendo en esta parte del proyecto no se va a perder, ya que el trabajo es definitivo», señala.

Para la próxima etapa se necesitan de manera urgente $260 millones, que permitirán desarrollar el Proyecto Integral, que consiste en restaurar la nave central, las alas laterales y las sacristías, y en crear dos espacios nuevos que albergarán el museo y biblioteca «Bernarda Morin».

«Me sorprende que una obra como ésta no mueva a las personas con inquietudes cívicas, urbanas y patrimoniales», señala Amaya Irarrázaval. Y agrega: «Creo que acá hay una falta de modernidad al no comprender que el patrimonio es una construcción viva».

Actualmente, la arquitecta trabaja con profesionales de primer nivel: Ricardo Carrión (vitrales), Jorge Giñó (pintura-mural), Juan Oliva (lámparas), Guido Cavalla (calculista) y Mónica Pérez (iluminación), con quienes llevó adelante la restauración del templo hace 15 años. Si la «providencia» lo permite, esperan terminar este trabajo a fines de 2015.