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Actividad Cultural, El Mercurio | 12 de septiembre de 2012

El Restaurador de vitrales

El Restaurador de Vitrales

Actividad Cultural – El Mercurio | 12 de septiembre de 2012


El terremoto del 27-F no sólo dejó daños estructurales en las iglesias, sino también en su ornamentación. Ricardo Carrión ha comenzado una verdadera cruzada para rescatar los vitrales. Gustavo Villavicencio Ricardo Carrión se ha encargado de mantener viva la tradición del vitral en nuestro país. Ha recorrido de norte a sur con su trabajo, creando y restaurando.

Su gran obra de este año son los cuatro vitrales que desde el 7 de octubre podrán apreciarse en la parroquia Nuestra Señora de Andacollo. En un primer momento, Cristóbal Cox, C.S.C., párroco de esta iglesia ubicada en Mapocho con Cumming, pensó en colocar cuatro íconos de madera para celebrar los cien años del templo, pero conversando con los feligreses llegó a la conclusión de que lo mejor era que el templo se convirtiera en un lugar luminoso. Rápidamente tomó contacto con Carrión y le encargó cuatro vitrales: de San Alberto Hurtado (que inició su trabajo con los más pobres en la parroquia), Santa Teresa de Los Andes, y de los religiosos de la Congregación de Santa Cruz Andrés Bessette y Basilio Moreau, cada uno de 2,50 metros de alto por 1 metro de ancho.

Muchos piensan que el arte del vitral agoniza, pero uno de los encargados de «resucitarlo» ha sido Ricardo Carrión, tercera generación de una familia que se ha dedicado a este arte, en el que incluso su hijo mayor, que es arquitecto, ha comenzando a incursionar.

Entre los trabajos de Carrión se encuentran la restauración de los vitrales de la iglesia Santa Filomena; de la Catedral de Antofagasta; la iglesia Santa Gema; el Primer Monasterio de la Visitación; la Catedral de Talca; Santa Rosa de Pelequén, y el vitral más grande de Chile, que se ubica en el Santuario Nacional de Maipú.

Asimismo, entre las obras completamente realizadas por él destacan los vitrales de la iglesia Vera Cruz, el Sagrario de San Antonio de Padua (Linares) y el Oratorio de la Divina Providencia.

Lamentablemente, según Carrión, muchos templos modernos se han olvidado de los vitrales, que para él son una verdadera catequesis, y que por la luz que dejan pasar a través de sus vidrios de colores son lo más cercano a la divinidad.

Explica que en Chile hay pocas personas que se dediquen a realizarlos, «porque es un arte complejo, donde se conjuga la proporción con el espacio y la luz». Además, señala, «hay que recrear una atmósfera de recogimiento con estos trozos de vidrio, formando una escena con jerarquía».

La técnica de este artista es la de vitrales emplomados, como la vieja escuela, en la que se utilizan vidrios gruesos unidos con hormigón, como los de la capilla del Colegio del Verbo Divino y el Templo Votivo de Maipú.

A Carrión le preocupa que se esté perdiendo parte de nuestro patrimonio al descuidar la conservación de los vitrales. «Es impresionante ver en iglesias del centro de Santiago cómo los vitrales que se han caído han sido tapados con una madera, o se ha hecho una copia del vitral en cartón. Muchas veces es por falta de recursos, pero puedo afirmar que éste es un arte que no muere».